Este año ha sido el final de curso más especial jamás celebrado y no solo por lo inusual que ha sido. A todos nos hubiese gustado poder escribir este artículo sobre el viaje de fin de curso, la acampada típica de verano o incluso de la celebración de toda la comunidad educativa (incluyendo alumnos, padres y profesores) pero desgraciadamente no ha podido ser así. De todas formas, debemos estar orgullosos por poder habernos reunido y poder pasar una tarde inolvidable sobre todo para los alumnos que se graduaban.
La tarde comenzó con la entrega de diplomas y puesta de bandas como merecido premio. Uno a uno se fueron colocando frente a la puerta del colegio para poder realizar la entrañable foto de recuerdo frente al que ha sido su colegio durante más de 6 años y concluyó lanzando los birretes al aire.
Más tarde, nos bajamos todos al río para hacer una buena merendola con una comida riquísima. Los niños y yo, nos fuimos al río a bañarnos, al principio estaba un poco reacia pero en el fondo creo que disfruté igual o más que ellos. Al meterte el agua estaba fría…pero como todo, al final acabas acostumbrándote.
Rápido pasan las horas cuando todo es diversión, celebración y alegría. Espero que todos y todas hayamos aprendido de la trágica circunstancia y que haya servido para valorarnos más los unos a los otros, y darnos cuenta de que aunque no hayamos tenidos el final de curso deseado, son las pequeñas cosas como la compañía de los unos con los otros lo que alimenta nuestros corazones y los haces grande.
Os vamos a echar muchísimo de menos a todos. ¡Feliz verano...A DISFRUTAR!